Mi mente golpea mi mundo,
me ubica en fantasías efímeras,
me crea hermosas quimeras,
me produce estados mentales en los que todo está bien.
Mi corazón late fuerte en mi pecho,
lleva sangre a mi cuerpo que encuentra en el placer su nicho.
Las cenizas reposan como besos que recorren la intimidad de una dama.
El olvido queda manchado por recuerdos
como las sábanas después del amor.
Y el deseo se ve insatisfecho
como el odio se ve alimentado por el dolor.
Y el placer, y el deseo.
Y lo que siento cada vez que te veo.
No hablaré de amor o ternura,
no manifestaré temor o dulzura.
Plasmaré en letras muy simples la reacción de una vida.
Encontraré entre versos aquella salida
que no hallo al verte, al mirar el movimiento de tu cuerpo,
cuando sonríes o caminas y me haces pausar el aliento.
Deseo, dulzura, placer y temor.
Ansiedad, deber, cortesía y amor.
Fina coquetería acompañada de amabilidad.
Saludarte y seguir como si no fueras más que una realidad.
Te vi sobre una bicicleta y quedaste en mi cabeza.
Te veo cada día sonreír y me queda la certeza
de que seguiré soñando que lo haces por algo más;
sueño con que a mí me quisieras cortejar.
Y si algún día te preguntas quién ha pasado por aquí,
lee estos versos, susurra tu nombre casi en silencio,
mira el techo y no cuestiones, pues de nada servirá.
Si algún día te preguntas quién ha pasado por allí,
Por los versos que ahora lees, de nada servirá.
Lee entre líneas, puede que algo puedas encontrar.
Lee entre suspiros, puede que a alguien logres cautivar.
-Bogotá, 2017-
Nodier Vallejo
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